Tantos años escribiendo cuentos, relatos, reflexiones, vivencias, y jamás me había preguntado por qué. No sé responder, la verdad. No sé por qué escribo, sólo sé que necesito hacerlo. Probablemente esculpiría en una piedra si hubiera vivido antes de que se conociera el papel y la pluma...

Puedo pasar un mes sin escribir, quizás dos, pero de repente me viene la inspiración y la idea ronda por mi cabeza insistentemente hasta que la plasmo en el papel. Quizás escribo porque desconfío de mi memoria, o quizás porque a mi memoria le gusta recordar ciertas cosas al leerlas. Lo cierto es que al escribir ordeno la alcoba de mis pensamientos, las penas parecen menos tristes y los recuerdos no acumulan tanto polvo.

Me lleno la boca llamándome escritora, cuando en realidad todos lo somos. Nos han enseñado a escribir a una gran mayoría de la población. No es ningún misterio enlazar las letras y formar palabras, oraciones, párrafos, textos. No se necesita una habilidad especial para dotar una frase de sentido. Pero no todos tenemos esa necesidad imperiosa de escribir todo cuanto nos sucede. No todo el mundo se levanta a media noche y necesita escribir en su libreta una frase, una idea, un relato, el dibujo de algún sueño. No le sucede a todo el mundo. 
Menos mal...
He escrito también otro post interesante relacionado con este: ¿Qué es la literatura?